Aprender a controlar esfínteres no es fácil, requiere que el niño(a) se encuentre preparado física y emocionalmente, y que cuente con cierto grado de aprendizaje sobre este tema. La relación que tenga con el entorno y con la persona que le brinda cuidados se vuelven especialmente importantes, sobre todo porque el niño(a) comunica diferentes cosas a través de sus conductas esfinterianas, ya que desarrolla y experimenta sentimientos de distintos tipos con relación al producto de sus evacuaciones.
Para que un niño(a) pueda avisar que quiere ir al baño necesita tener ciertos signos de madurez, es importante recordar que estos no se alcanzan de manera idéntica en todos los niños(as). La edad recomendada es alrededor de los 18 meses de edad.
Lo más importante para el control de esfínteres en este contexto, es la relación que se establezca con el niño(a), siempre de respeto; por lo que se recomienda evitar comentarios despectivos en cuanto a las acciones de orinar y excretar.
Para que el niño(a) logre el aprendizaje de manera sana, oportuna y adecuada, es preciso concientizar al personal y a los padres que la relación que se establezca con él en esta fase, es de vital importancia para el desarrollo de su personalidad, porque probablemente impactará positiva o negativamente en su futuro.
Fases para el Control de esfínteres
1. Fase preparatoria (identificación de los niños(as) que iniciarán el entrenamiento): Las actividades preparatorias o juegos simbólicos deben realizarse desde que los niños(as) empiezan a mostrar los signos de madurez en cada una de las esferas; el entrenamiento inicia cuando éstos se hayan logrado.
2. Fase intensiva (inicio del entrenamiento, sólo con los niños(as) que han sido seleccionados): Es recomendable iniciar esta fase en casa, un fin de semana en que los papás o adultos responsables puedan permanecer con el niño(a) sin salir de ella. Por considerarlo un evento importante para el niño(a), amerita que se le comunique con un lenguaje que él pueda entender que a partir de esa fecha iniciará el proceso de decir “adiós a los pañales”.
Sabemos que un niño(a) está preparado cuando:
- Despierta de las siestas con el pañal seco.
- Pasa más tiempo con el pañal seco que mojado.
- Nos dice que hizo pipí o popó cuando acaba de hacer.
- Se esconde o va a un lugar determinado para evacuar aun cuando siga usando pañal.
- Muestra interés en ya usar calzón de tela y en sentarse en la bacinica o en el sanitario.
- No le gusta traer sucio el pañal porque se siente incómodo.
3. Fase de mantenimiento (realización de acciones de reforzamiento y seguimiento):
Se lleva a cabo con los niños(as) que ya controlan esfínteres y consiste en realizar un seguimiento para comprobar que ya avisan en todas las ocasiones y no mojan su ropa durante el día.
Existe la posibilidad de que algún niño(a) tenga “regresiones” o pierda momentáneamente el control que ya había logrado, aunque puede suceder de manera natural, es importante que en estos casos, se verifique si el niño(a) no padece alguna infección en vías urinarias, o está pasando por alguna situación emocional que lo tenga angustiado.
En ambos casos se le apoya con un reentrenamiento y se le da un refuerzo emocional afirmándole que en ocasiones pasa eso pero que él puede volver a avisar cuando necesite ir al baño, demostrándole confianza. Una vez que el niño(a) ya se encuentra en esta fase, en ningún caso es recomendable volver a usar pañal, y mucho menos regañar ni aislar al niño(a), siempre es importante demostrarle aprobación y confianza para que ese cambio importante no represente mayor incertidumbre.
Será más fácil enseñarle a tu hijo con éxito si conoces los pasos básicos del entrenamiento, y logras transmitírselos con claridad a tu niño.
1. Identifica las señales de que tu niño está listo
Alrededor del año de edad, un niño comienza a identificar que lo que siente son ganas de hacer pipí o popó. Algunos niños están listos para empezar el proceso de retirada del pañal a los 18 meses de edad, pero hay otros que no demuestran el más mínimo interés hasta que tienen 3 años o más.
Recuerda también que cada niño es diferente y tiene sus propios tiempos, aunque los hijos que vienen después suelen aprender con mayor rapidez que los primogénitos, y los varoncitos suelen tardar más que las niñas.
Piensa también en otros factores aparte del nivel de desarrollo y preparación de tu hijo. Si en este momento tu pequeño está pasando por un gran cambio en su vida, como ir a una nueva escuela o guardería, o la llegada de un hermanito, es muy probable que el proceso de retirada del pañal se vuelva más difícil, y lo ideal sería postergarlo hasta que la situación se estabilice.
Tampoco tiene sentido empezar a enseñar a tu niño en un momento en que tú o quién lo cuida no puede dedicarle el tiempo, la paciencia y el buen humor necesarios. Si hay un nuevo hermanito en casa, o sufres náuseas debido a un nuevo embarazo, este seguramente no es el momento de quitarle el pañal a tu hijo.
Quitar el pañal requiere meses de entrenamiento y reforzamiento diario. Lo mejor es esperar un par de semanas, o meses, hasta que las cosas estén más tranquilas.
Si la presión para enseñarle a ir al baño viene de parte de tu mamá u otro familiar con buenas intenciones, explícales con delicadeza los motivos por los que piensas que ni tú ni tu niño están listos aún, y diles que prefieres esperar para poder hacerlo con tranquilidad.
Igualmente, si estás fuera de tu entorno habitual, de vacaciones o pasando una temporada en casa de un familiar, lo mejor es esperar. Los inevitables accidentes pueden causar tensiones en casa ajena y tu hijo se sentirá menos cómodo que en su propio hogar.
Tampoco tiene sentido empezar a enseñar a tu niño en un momento en que tú o quién lo cuida no puede dedicarle el tiempo, la paciencia y el buen humor necesarios. Si hay un nuevo hermanito en casa, o sufres náuseas debido a un nuevo embarazo, este seguramente no es el momento de quitarle el pañal a tu hijo.
Quitar el pañal requiere meses de entrenamiento y reforzamiento diario. Lo mejor es esperar un par de semanas, o meses, hasta que las cosas estén más tranquilas.
Si la presión para enseñarle a ir al baño viene de parte de tu mamá u otro familiar con buenas intenciones, explícales con delicadeza los motivos por los que piensas que ni tú ni tu niño están listos aún, y diles que prefieres esperar para poder hacerlo con tranquilidad.
Igualmente, si estás fuera de tu entorno habitual, de vacaciones o pasando una temporada en casa de un familiar, lo mejor es esperar. Los inevitables accidentes pueden causar tensiones en casa ajena y tu hijo se sentirá menos cómodo que en su propio hogar.
2. Compra el equipo necesario
Invierte en un buen orinal (bacinica) o en un asiento especial que se acopla al inodoro de tu baño, esto le quita los nervios al niño de enfrentarse con el baño grande, a algunos niños les da miedo caerse dentro o les asusta el ruido al jalar.
Investiga cuál es el mejor orinal para ustedes y pídele a tu pequeño que te acompañe a comprarlo. Cuando lo lleves a casa, escribe en él su nombre y déjalo que lo decore con pegatinas o que juegue con él.
Si tienes un varón busca un orinal sin el asiento que se sube y baja o que traiga una que se pueda quitar.
Aunque ese tipo de asiento ayuda a evitar que al varoncito se le escape algún chorrito fuera del orinal, tienen el inconveniente de que los niños a menudo se golpean o arañan el pene al sentarse y levantarse, lo cual puede quitarles las ganas de usar el orinal.
Si compras un asiento adaptador para el inodoro, revisa que sea cómodo y seguro y compra también un banquito para que tu niño pueda apoyar los pies y subir y bajar del inodoro con facilidad. También le ayudará a tener firmeza y estabilidad, y a pujar al evacuar.
Investiga cuál es el mejor orinal para ustedes y pídele a tu pequeño que te acompañe a comprarlo. Cuando lo lleves a casa, escribe en él su nombre y déjalo que lo decore con pegatinas o que juegue con él.
Si tienes un varón busca un orinal sin el asiento que se sube y baja o que traiga una que se pueda quitar.
Aunque ese tipo de asiento ayuda a evitar que al varoncito se le escape algún chorrito fuera del orinal, tienen el inconveniente de que los niños a menudo se golpean o arañan el pene al sentarse y levantarse, lo cual puede quitarles las ganas de usar el orinal.
Si compras un asiento adaptador para el inodoro, revisa que sea cómodo y seguro y compra también un banquito para que tu niño pueda apoyar los pies y subir y bajar del inodoro con facilidad. También le ayudará a tener firmeza y estabilidad, y a pujar al evacuar.
3. Crea una rutina para tu niño
Para empezar, haz que tu niño se siente completamente vestido en su orinal una vez al día, después de desayunar, antes de bañarse o cuando normalmente suele hacer popó o pipí.
Así se irá acostumbrando al orinal y empezará a aceptarlo como parte de su rutina diaria.
Pon el orinal en un lugar accesible y conveniente. Como es portátil, puedes llevarlo al jardín o al cuarto donde suele jugar el niño.
Si no se quiere sentar, no te preocupes. No debes forzarlo, ni obligarle a permanecer sentado.
Y, sobre todo, no insistas demasiado si lo notas aprensivo. Si esto ocurre, lo mejor es guardar su orinal o por lo menos dejarlo a un lado por algunas semanas o un mes, y luego volver a intentarlo.
4. Dile adiós al pañal
Una vez que tu niño ya esté plenamente acostumbrado a sentarse vestido en su orinal, el siguiente paso es lograr que lo haga sin el pañal.Esta es la etapa en que empezarás a explicarle que así lo hacen mami y papi (y los hermanitos que tenga) todos los días. O sea, explícale que cuando ya eres mayor te quitas la ropa antes de hacer pipí o popó.
Si el niño hace algo en el orinal, muy bien, pero no se lo exijas ni insistas demasiado. Recuerda que es importante esperar a que tu niño muestre señales de que está interesado en ir al baño solito.
5. Muéstrale cómo se hace
Los niños aprenden imitando a los adultos, por lo tanto la manera más natural de que aprendan a usar el inodoro es viéndote hacerlo.Si tienes un varoncito, es más fácil que empiece a hacer pipí sentadito, y que más adelante papá o un hermano mayor le enseñe a hacer pipí de pie. Seguro que no tardará nada en imitarlo.
Cuando le estés mostrando a tu niño o niña cómo se usa el inodoro, es bueno que le vayas explicando lo que estás haciendo, le enseñes lo que has "producido", y le muestres que al final te limpias, te vistes, tiras de la cadena y te lavas las manos.
Aunque tendrás que ayudarlo a bajarse, subirse la ropa y limpiarse por algún tiempo, verte haciéndolo lo ayudará a entender el proceso.
Si tienes una niña asegúrate de que se limpie de adelante hacia atrás, especialmente después de hacer popó, para reducir el riesgo de infecciones urinarias.
Si hay un hermanito o hermanita mayor que ya sabe usar el baño, él o ella también le pueden hacer una demostración al pequeño. Los niños ponen mucha atención cuando los "maestros" tienen casi la misma edad que ellos.
6. Explícale el proceso
Enséñale a tu hijo la conexión entre el popó y el inodoro. La próxima vez que ensucie el pañal, llévalo a su orinal, siéntalo y luego vacía el pañal en su orinal por debajo de él. Esto le ayudará a asociar el acto de sentarse en el orinal y hacer popó.Vacía el contenido de su orinal en el inodoro y permítele que tire de la cadena si quiere (pero no insistas si notas que le da miedo), para que vea adónde va su caquita. Enséñale a vestirse y lavarse las manos al final.
7. Motívalo a ser independiente
Motiva a tu niño a usar su orinal siempre que tenga ganas de hacerlo. Si necesita ayuda para subir y bajar sus pantalones o ropa interior, asegúrate que sepa que te lo puede pedir a ti, y que tú lo llevarás al baño cuando quiera.Dile que puede usar su orinal cuando quiera, y de vez en cuando recuérdale que está ahí para cuando lo necesite.
A veces los niños no permanecen sentados el tiempo suficiente para lograr relajarse y hacer del baño.
Calmadamente, procura motivarlo a que se quede sentado por al menos un minuto. Te será más fácil lograrlo si le haces compañía, hablándole o leyéndole un libro.
Elogia a tu niño cada vez que use correctamente el orinal. Así empezará a darse cuenta de que es un logro. Pero a la vez que es importante halagarlo, procura no exagerar, y evita transformar cada ida al baño en un gran acontecimiento, de lo contrario tu niño empezará a ponerse nervioso o avergonzarse ante tanta atención.
8. Compra ropa interior de entrenamiento
Puede que te sirva de ayuda la ropa interior infantil con una protección extra absorbente, o pañales desechables que se suben y bajan como la ropa interior, ya que permiten que tu hijo se los quite y se los ponga él solito.Aunque los calzoncitos entrenadores de tela son menos convenientes que los desechables, a algunos padres les gustan porque el niño puede sentir de veras cuando hace pipí o popó. Sea cual sea la opción que elijas, introdúcela gradualmente, unas horas cada día, y sigue poniéndole pañales normales por las noches.
9. Acepta sus “accidentes” con buen humor
No hay niño que domine completamente el arte de ir al baño solito sin antes tener una serie de pequeños "accidentes". Cuando esto ocurra, no debes enojarte con tu niño ni castigarlo; recuerda que hasta hace muy poquito tiempo tu hijito aún no había desarrollado completamente sus músculos, y por lo tanto no tenía el control necesario para lograr contener la orina o las deposiciones.
Reduce las probabilidades de accidentes vistiendo a tu hijo con ropa que es fácil y rápida de quitar. Cuando pasen los accidentes, se positiva y amorosa y limpia sin regañarlo mientras le recuerdas que hay que usar el bañito.
Reduce las probabilidades de accidentes vistiendo a tu hijo con ropa que es fácil y rápida de quitar. Cuando pasen los accidentes, se positiva y amorosa y limpia sin regañarlo mientras le recuerdas que hay que usar el bañito.
10. Comienza el entrenamiento nocturno
Aunque tu hijo se mantenga limpio y seco durante todo el día, puede que pasen varios meses, o incluso años, hasta que logre controlar sus necesidades durante la noche, o sea que aún no te deshagas de sus pañales.A esta edad, su organismo no ha madurado lo suficiente para lograr despertarlo siempre que necesite hacer pipí. De hecho, es completamente normal que un niño moje la cama ocasionalmente incluso en los primeros años escolares.
Para ayudarle a mantenerse sequito, no le permitas beber demasiado líquido antes de acostarse y recuérdale que si se despierta en el medio de la noche, te puede llamar para que le ayudes a ir al baño. Otra cosa que puedes hacer es colocar su orinal al lado de la cama por si quiere usarlo.
Cuando empieces con el entrenamiento nocturno, cubre el colchón con un plástico o una protección impermeable por debajo de la sábana, y acuesta a tu hijo sin pañales. Si pasa la noche seco, en la mañana que la primera actividad sea acompañarlo al orinal.
Recuerda que muchos niños no están listos para dejar el pañal de la noche hasta que están en edad escolar. Si tu pequeño no parece aprender cómo aguantar la noche sequito, vuelve a ponerle pañales por las noches e intenta quitárselos otra vez al cabo de unos meses.
11. Celébralo, ¡lo has conseguido!
Cuando tu niño esté listo para aprender esta nueva habilidad, lo hará con éxito. Y si en lugar de tratar de apresurarlo esperas a que verdaderamente esté preparado, todo el proceso será mucho más fácil y menos latoso, tanto para ti como para tu hijito.Tarde o temprano, tu niño aprenderá a ir al baño como los adultos, y tú no tendrás que volver a pensar en este asunto… al menos hasta la llegada del próximo bebé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario